Nadie se levanta queriendo a alguien y deja de quererlo a la hora de la siesta.

viernes, 2 de diciembre de 2011

- No puede ser...
+ ¿ Que no puede ser? Ahora somos iguales, por fin somos iguales. Te dije que sucedería algún día y así a sido.
El muchacho le ofreció su mano, sonriendo. Ella la tomó, vacilante. Los dedos de él se cerraron sobre su mano, y ella suspiró maravillada. Los había sentido cálidos y reales.
Sollozando, ella se refugió en sus brazos. Él la estrechó con fuerza, y ella bebió de aquel abrazo como si no hubiese nada mas valioso en el mundo.
+ Por fin.

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